Kelly Clarkson el ex marido, Brandon Blackstock Le debe una cantidad sustancial de dinero debido a múltiples acuerdos comerciales que aparentemente supervisó. Como su ex gerente, Brandon, de 46 años, fue condenada a pagar a Kelly, de 41 años, un total de 2.641.374 dólares, según un nuevo fallo judicial obtenido por GENTE .
'Según la Ley de Agencias de Talentos (TAA), un gerente, como cualquier persona sin una licencia de agencia de talentos, no puede conseguir ni intentar conseguir empleo para artistas', decía la documentación judicial, según el medio. Según se informa, el equipo legal de Brandon presentó una apelación contra el fallo. La demanda, que fue presentada originalmente por el idolo Americano alumna, acusó a Brandon de tomar dinero de los contratos que adquirió para ella con La voz, el show de Kelly Clarkson y más.
Los documentos de la demanda revelaron que Brandon recibió una comisión por cada uno de los trabajos en los que trabajó Kelly. Según se informa, le pagaron 1,9 millones de dólares por conseguir su trabajo como entrenador en La voz, 450.000 dólares por su colaboración con la marca WayFair, y varias cantidades más que sumaron 2,6 millones de dólares.
Los ex cónyuges se han visto envueltos en varias disputas legales desde que se separaron en 2020. Estuvieron casados de 2013 a 2021 y comparten hijos, River Rose y Remington Alexander.
Uno de los mayores conflictos entre Kelly y Brandon fue el de su rancho compartido en Montana. Solicitó quedarse en la casa y luego se le concedió permiso. Finalmente, a Kelly se le ordenó pagarle a Brandon $115,000 por mes en manutención conyugal hasta enero de 2024, además de pagarle $1,3 millones por adelantado.
En marzo, la artista “Miss Independiente” reflexionado sobre lo difícil que ha sido para sus hijos adaptarse al divorcio de sus padres. Mientras aparecía en el podcast “Angie Martinez IRL”, reveló Kelly, literalmente les pregunto a mis hijos todas las noches, cuando estamos acurrucados, ‘¿Están felices? Y si no lo eres, ¿qué podría hacerte más feliz?' A veces, dirán (especialmente en los últimos dos años, mucho, y me mata) y quiero que sean honestos, así que no lo hago. Alguna vez dije: 'Oh Dios, no me digas eso', pero muchas veces diría: 'Sabes, estoy muy triste'. Ojalá mamá y papá estuvieran en la misma casa’. Y son muy honestos al respecto. Y estoy criando ese tipo de individuo”.