Los monjes, dirigidos por el hermano Christian (el excelente Lambert Wilson, a quien el público estadounidense puede reconocer como El merovingio de La matriz películas), vive una vida austera de fe y servicio en un pintoresco monasterio en lo alto de la colina de un pueblo asolado por la pobreza. La gente del pueblo depende de los monjes para la atención médica, que es distribuida por el hermano Luc (Michael Lonsdale), un doppelganger asmático de Santa Claus, así como para la orientación religiosa. Pero cuando un grupo de trabajadores de la construcción croatas locales son asesinados por un grupo fundamentalista armado, los monjes se encuentran a la vez como objetivos y posibles salvadores. Nos sentimos como pájaros en una rama, dice uno de los monjes a la junta directiva de la comunidad, explicando su preocupación por su seguridad. Somos los pájaros, le corrige una lugareña. Tu eres la rama.
Beauvois deja que la historia se desarrolle lentamente, dejando que la cámara se demore en muchos momentos de silencio. Los rostros de los actores a menudo deben transmitir mucho más que sus palabras, y mientras Wilson y Lonsdale son destacados, Jacques Herlin, que interpreta a la marchita y casi infantil Amédée, y Olivier Rabourdin, que interpreta a Christophe, el más temeroso y torturado del grupo, son emocionantes de ver. Especialmente conmovedoras son las numerosas escenas en las que los monjes cantan y cantan; a medida que avanza la historia, las palabras de sus oraciones adquieren un nuevo significado.
La única escena que se siente abrumada es la culminante última cena que los monjes comparten juntos poco antes de su captura. Como la obsesión de Tchaikovsky lago de los cisnes partituras reproducidas desde una grabadora, los hermanos pasan en silencio vino y comida mientras Beauvois recorre la mesa, colocándose una y otra vez en la cara de cada hombre, acercándose cada vez más con cada ronda. Si el resto de la película no hubiera sido tan moderado, esto podría no parecer tan innecesariamente melodramático. Por otra parte, podría estar exagerando. No podía ver muy bien debido a mi llanto histérico.
Después de que el oleaje del lago de los cisnes se apague, De dioses y hombres vuelve a cobrar forma, llegando a su final de una manera tranquila, desgarradora y digna que corresponde a los increíbles hombres que la inspiraron. El espectador queda asombrado, desamparado y lleno de la alegría que proviene de presenciar un verdadero acto de fe.
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DE DIOSES Y HOMBRES
Duración 123 minutos
Escrito por Xavier Beauvois y Etienne Comar
Dirigida por Xavier Beauvois
Protagonizada por Lambert Wilson, Michael Lonsdale, Olivier Rabourdin
4/4