Principal películas Revisión de 'The Whale': la actuación desgarradora de Brendan Fraser no se compara con la dirección exagerada

Revisión de 'The Whale': la actuación desgarradora de Brendan Fraser no se compara con la dirección exagerada

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Brendan Fraser en 'La ballena'. A24

Algunas cosas no se pueden negar, incluso a punta de pistola. Uno de ellos es el poder, el asombro y la sorpresa inherentes a la interpretación genuina, realista y desgarradora de Brendan Fraser en La ballena. La película no está a la altura de los estándares que él mismo establece, ya sea en el guión falso y prolijo de Samuel D. Hunter o en la dirección exagerada de Darren Aronofsky. Es una pena porque ambos restan valor al impacto de la pasión de la estrella en el ring central y le roban el aplauso que tanto merece. Rara vez me importan mucho las películas de Aronofsky porque él no conoce el significado de la palabra sutileza y sus actores, que parecen adorarlo, sufren las consecuencias y son culpados injustamente por sus excesos de manera dañina. Le pasó a Mickey Rourke en El luchador, Hugh Jackman en La fuente, Jennifer Lawrence en lo abominable ¡Madre! y todos en Réquiem por un sueño.



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LA BALLENA ★★   (2/4 estrellas )
Dirigido por: darren aronofsky
Escrito por: samuel d. cazador
Protagonizada por: Brendan Fraser, Sadie Sink, Hong Chau, Ty Simpkins, Samantha Morton
Tiempo de ejecución: 117 minutos









Con suerte y un considerable exceso de habilidad, Brendan Fraser podría eludir el mismo triste destino, pero tantos críticos odian La ballena que la estrella hasta ahora ha ganado cero elogios en el sorteo de premios de fin de año. A las prótesis se les puede atribuir parte de las 600 libras en el aumento de peso en pantalla de este otrora esbelto y esculpido actor, pero a los espectadores que creen que su impactante transición es solo otro truco de Hollywood se les advierte que en las entrevistas admite que la mayor parte del peso se debe a problemas emocionales en su la vida personal es real. La cámara no miente y, decidido a regresar, ahora está obsesionado con la tarea de superar la obesidad real. Le deseo suerte porque me gustaría verlo en más películas.



Mientras tanto, a pesar de La ballena 's muchas imperfecciones, los insto a ver la transformación de Brendan Fraser. H l valientemente interpreta a Charlie, un profesor gay que enseña escritura creativa en línea: débil, solitario, maníaco-depresivo, gigantesco y avergonzado por lo que le ha hecho a su cuerpo después de que la muerte de su amante le costó la voluntad de sobrevivir. Después de un ataque al corazón mientras se masturbaba y un diagnóstico de insuficiencia cardíaca congestiva con una presión arterial de 238 sobre 134, de repente ve la escritura en la pared y, temiendo cómo terminará todo, hace un último esfuerzo concertado para reunirse con su resentido. pero la cariñosa ex esposa (Samantha Morton) y su hija adolescente (Sadie Sink), de la que se separó hace mucho tiempo, solo finge estar interesada en la salud de su padre después de que él promete escribir sus ensayos para la escuela. Esta pareja dudosa, junto con una enfermera sufrida (Hong Chau, que también aparece actualmente en la pantalla como el maître homicida de Ralph Fiennes en El menú) que quiere hospitalizar a Charlie, y un joven evangelista de puerta en puerta (Ty Simpkins) son sus únicos aliados en este escenario de supervivencia, y el tiempo que pasan tratando de curarlo parece interminable.

La ballena tiene momentos que tocan el corazón y pasajes que involucran la mente, pero los paralelos insoportables que establece constantemente entre la obesidad de Charlie y moby dick, El libro favorito de Charlie, puede haber funcionado mejor en la obra de teatro de Samuel D. Hunter que en su adaptación cinematográfica, donde simplemente suenan falsos y arrastran el ritmo a paso de tortuga. El ritmo (o la falta de él) en la dirección de Darren Aronofsky sigue ralentizando la película hasta una serie de paradas y arranques. Eso prácticamente deja a Brendan Fraser para hacer su propia limonada con más limones de los que puede manejar con seguridad. Abundan las escenas en las que aparece tambaleándose desnudo hasta el baño e incapaz de levantarse del asiento, devorando barras de chocolate y ahogándose con cubos de pollo frito, seguido de vómitos proyectiles que no tienen nada que ver con la actuación. Cuando no me tapaba los ojos, me encontraba escuchando un diálogo adormecedor sobre la redención que no sonaba a verdad. Así que admiro el esfuerzo y la implacable muestra de destreza y coraje que le otorgan altas calificaciones a Brendan Fraser en una película que me alegro de haber visto, pero que no quiero volver a ver nunca más.







Reseñas de observadores son evaluaciones periódicas del cine nuevo y destacado.



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